RECORDÁNDOTE Y RECORDANDO TANTOS MOMENTOS COMPARTIDOS
Tres de septiembre de 2023
Hoy, hace 19 días salí de casa en Barranquilla, tu casa, mi casa, y la de los cinco hijos que te quedan. Aún siento nostalgia y falta de ti y de mi estancia, a pesar del agobiante calor húmedo que cada vez es más asfixiante en Barranquilla.
Estuve desde el 14 de junio hasta el 16 de agosto, 63 días, dos meses y dos días.
Todo ese tiempo contigo, compartiendo todo, desde el desayuno hasta la hora de dormir.
Todo eres tú, el jardín, que tanto te gusta y donde bajas temprano a mirar, a regar plantas y flores. La música, las comidas, las charlas.
El verano pasado también estuve, pero fue diferente, no estabas bien y estuvimos el noventa por ciento de mi estadía en centros de salud y hospitales. Fue duro y triste, pero esta vez ha sido diferente.
Otra vez tú, más animada, más despierta, más habladora y con tu habitual sentido del humor.
A tus noventa y dos años es sencillamente de admirar el que lleves y hagas tu rutina diaria sola, con alguna ayuda mía, más por aliviarte que porque lo necesites. Pienso, que el simple hecho de levantarse cada día, a esa edad es ya una proeza, y lo haces con ánimo, sin quejarte de nada ni decir que te duele nada.
Apenas te despiertas, apagas el aire acondicionado, abres las puertas de tu dormitorio, que dan a dos balcones llenos de trinos de pájaros, palmeras, flores y vistas al mar. Sales a los dos balcones, los recorres y te paras, apoyada en las barandillas de madera, a disfrutar de la vista y el trino de los pájaros. A esa hora, generalmente sopla un aire fresco y aún no ha empezado el calor sofocante. Que no se le ocurra a nadie quitarte eso, esa es tu vida.
Te acostumbras despertar temprano, a pesar de que no te duermes sino "hasta las once". Cada vez que te duermes viendo la tele en tu habitación, antes de las once, y la queremos apagar, nos dices: "¿Qué hora es?" Y si es antes de las once nos contestas: "Nooooo, pero si todavía es temprano, yo no me duermo sino hasta las once". Y vuelves a ver el programa que o ya se ha terminado o no recuerdas por donde iba... "Nunca hay nada bueno", dices siempre. Así, cada noche.
Cuando hablamos de algo y alguna palabra te recuerda algún verso que has aprendido en tu niñez, que son muchos, los recitas de memoria, unos cortos, otros bastante largos, con un despliegue de memoria, buena entonación y picardía extraordinario.
Cada vez que se te pregunta qué quieres escuchar, de la "cajita rosada de música" que te regalé, (un parlante), siempre quieres la Serenata, de Schubert, tiene su historia. Porque una vez la estaba escuchando Javi, nuestro querido ya fallecido hermano y le preguntaste qué era, que sonaba tan triste. Él naturalmente te informó y desde entonces es tu melodía favorita. Por cierto, me has dicho que quieres que la toquen en tu sepelio.
Vimos esta vez películas, en Netflix y mucha música y bailes de Youtube. Te gusta también, como a mí, André Rieu, por cierto iré a un concierto suyo en cine aquí, en septiembre. Vimos "Memorias de una geisha", "El perfume", "La librería"...Todas las había visto yo anteriormente, pero las volví a ver contigo. Vimos también la continuación de la serie de Nata, "A través del mar", y fuimos a ver en la Alianza Francesa la película de Ame: "Tierra quebrá", muy interesante.
Hice un cheese cake de chocolate, y a pesar de que no eres chocolatera, te gustó y lo degustaste en varias ocasiones.Te hice pie de manzana que te encanta, varias veces y en ocasiones, cuando yo no estaba o me descuidaba, hacías trampa y le decías a María, la empleada doméstica, muy querida por cierto, que te diera pie al desayuno. Igualmente te encantan las galletas buenas y a veces te las comes antes de las comidas o del desayuno y luego dices que no tienes hambre... Pero a los 92 años, creo yo en realidad que uno puede hacer y comer lo que quiera, lo que le guste y a la hora que sea... Recuérdamelo la próxima vez, jajaja.
Eres una guerrera mami querida, todas las operaciones y tratamientos que desde hace unos años has soportado a esta edad no los aguanta cualquiera. Jamás te quejas de dolor, menos cuando te dan los dolores de espalda y cadera, de los que también sufrimos nosotros. Siempre que se te pregunta cómo te sientes y si te duele algo dices que muy bien, que no te duele absolutamente nada. Por eso fue tan engañoso tu problema el verano pasado, con las piedras en la vesícula, porque no te dolía nada, pero la fiebre, el cansancio y la falta de ánimo te delataron, menos mal.
Eres una guerrera mami, el simple hecho de sufrir tantas despedidas desde que salimos de casa, ahora no solo de nosotros, tus hijos, sino también de tus nietos que están todos por fuera. Qué triste que hayamos quedado casi todos tan lejos. Para nosotros también es duro y como decía García Márquez, que te gusta mucho, llega siempre primero el cuerpo, el alma se demora aún más en volver... Y así estoy yo, a los diecinueve días de mi regreso y aún con pedazos del alma sin volver...
Te recuerdo y pienso mucho y me haces mucha falta. Cuídate mucho para cuando nos volvamos a ver pronto. ¡Te quiero mucho, gracias por todo, por todos esos momentos y por tus atenciones! Besos, besos y un fuerte abrazo.
Y hablando con ella me ha dicho que no le gusta mucho Nana Mouskouri (ye creía que sí, pues tiene un CD de ella con esta melodía). Bueno, la quitaré y pondré otra versión.
MC@
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