"And when no hope was left in sight on that starry, starry night, you took your life, as lovers often do.
But I could have told you, Vincent,
this world was never meant for one as beautiful as you"
Y cuando no quedaba esperanza a la vista en esa estrellada, estrellada noche, te quitaste la vida, como a menudo lo hacen los amantes.
Pero yo podría haberte dicho, Vincent, este mundo nunca fue para alguien tan hermoso como tú.
Don McLean | ||
---|---|---|
Foto publicitaria de Don McLean (1976) | ||
Datos generales | ||
Nombre real | Donald McLean III | |
Nacimiento | 2 de octubre de 1945, New Rochelle, Nueva York, Estados Unidos (71 años) | |
Nacionalidad | Estadounidense | |
Ocupación | Músico, compositor | |
Información artística | ||
Género(s) | Folk, rock, folk rock | |
Instrumento(s) | Vocalista, guitarra, banjo, piano | |
Período de actividad | 1969-actualidad | |
Discográfica(s) | United Artists Records, EMI America Records | |
Web | ||
Sitio web | http://www.don-mclean.com | |
[editar datos en Wikidata] |
Estrellada estrellada noche, pinta tu paleta de azul y gris,
mira hacia afuera en un día de verano con ojos que conocen la
oscuridad de mi alma.
Sombras sobre las colinas, bosquejan los árboles y los narcisos,
atrapan la brisa y el frío del invierno, en colores sobre el lino nevado de la tierra.
Ahora comprendo lo que tratabas de decirme,
cómo sufrías por tu cordura, cómo intentabas liberarlos.
Ellos no te escucharían, no sabían cómo.
Quizás ahora te escuchasen.
Estrellada, estrellada noche.
Flores en llamas que brillan intensamente,
remolinos de nubes en la bruma violeta,
se reflejan en los ojos azul porcelana de Vincent.
Colores cambiando de matiz,
campos matutinos de grano ambarino,
rostros desgastados de dolor
son aliviados bajo la mano amorosa del artista. (el pincel amoroso...)
Ahora comprendo lo que tratabas de decirme.
Cómo sufrías por tu cordura, cómo intentabas liberarlos
Ellos no te escucharían, no sabían cómo.
Quizás ahora te escuchasen.
Porque no podían amarte, pero todavía tu amor era verdadero.
Y cuando no quedaba esperanza a la vista en esa estrellada, estrellada noche,
te quitaste la vida, como a menudo lo hacen los amantes.
Pero yo podría haberte dicho, Vincent, este mundo nunca fue para alguien tan hermoso como tú.
Estrellada, estrellada noche.
Retratos colgados en salones vacíos,
cabeza sin marco en paredes sin nombre
con ojos que observan el mundo
y no pueden olvidar, como los extraños que te has encontrado,
hombres harapientos en ropas harapientas,
la espina de plata de una rosa sangrienta,
yace aplastada y rota en la nieve virgen.
Creo que ahora sé lo que tratabas de decirme.
Cómo sufrías por tu cordura, cómo intentabas liberarlos.
Ellos no te escucharían, aún no están escuchando.
mira hacia afuera en un día de verano con ojos que conocen la
oscuridad de mi alma.
Sombras sobre las colinas, bosquejan los árboles y los narcisos,
atrapan la brisa y el frío del invierno, en colores sobre el lino nevado de la tierra.
Ahora comprendo lo que tratabas de decirme,
cómo sufrías por tu cordura, cómo intentabas liberarlos.
Ellos no te escucharían, no sabían cómo.
Quizás ahora te escuchasen.
Estrellada, estrellada noche.
Flores en llamas que brillan intensamente,
remolinos de nubes en la bruma violeta,
se reflejan en los ojos azul porcelana de Vincent.
Colores cambiando de matiz,
campos matutinos de grano ambarino,
rostros desgastados de dolor
son aliviados bajo la mano amorosa del artista. (el pincel amoroso...)
Ahora comprendo lo que tratabas de decirme.
Cómo sufrías por tu cordura, cómo intentabas liberarlos
Ellos no te escucharían, no sabían cómo.
Quizás ahora te escuchasen.
Porque no podían amarte, pero todavía tu amor era verdadero.
Y cuando no quedaba esperanza a la vista en esa estrellada, estrellada noche,
te quitaste la vida, como a menudo lo hacen los amantes.
Pero yo podría haberte dicho, Vincent, este mundo nunca fue para alguien tan hermoso como tú.
Estrellada, estrellada noche.
Retratos colgados en salones vacíos,
cabeza sin marco en paredes sin nombre
con ojos que observan el mundo
y no pueden olvidar, como los extraños que te has encontrado,
hombres harapientos en ropas harapientas,
la espina de plata de una rosa sangrienta,
yace aplastada y rota en la nieve virgen.
Creo que ahora sé lo que tratabas de decirme.
Cómo sufrías por tu cordura, cómo intentabas liberarlos.
Ellos no te escucharían, aún no están escuchando.
Quizás nunca lo harán...